jueves, 27 de noviembre de 2008

Para entrar en contradicción


En la foto que tomó Tony Armada en Ferrowhite, Pedro Caballero, ex ferroviario, posa con su latita de azúcar que lo acompaña desde hace más de cuarenta años, y es parte de su museo personal. El sabado 13 de diciembre estrenaremos su obra, ARCHIVO CABALLERO, una más del proyecto ARCHIVO WHITE, que el museo puso en marcha en 2006 con la coordinación de Vivi Tellas. Llevamos, con Pedro, varios meses de ensayo, y ese tiempo de ensayo sirvió, me parece, no sólo para hacer la obra, sino para formular, al menos, una pregunta: ¿ para qué sirve el teatro? Una respuesta posible, que a mí me gusta dar, es la que en algún momento dió Daniel Veronese: "para entrar en contradicción, y no quedarse con el panfleto".

Trabajar con los muchachos (ex) ferroviarios de más de setenta años, te hace sentir que el arte contemporáneo (que parece ser el mundo de los jóvenes, de lo nuevo), se pone más vital que nunca al tener que entender bajo qué reglas funciona cada una de las historias, o mundos que aparecen.

El panfleto amenaza cuando los ferroviarios y los trabajadores son todos iguales, cuando pareciera que todos piensan los mismo, cuando usás su voz para hablar vos, y cuando lo que habla es en realidad el estereotipo.

La contradicción benéfica de la que habla Veronese es cuando lo que se aparece es una voz singular, cuando estas personas que no son actores suben a escena, cuando los estereotipos de trabajador, de ferroviario, de vecino se rompen, cuando la Historia recitada se vuelve indócil porque está atravesada por detalles, objetos, personas, cuando uno debe preguntarse a cada paso ¿qué es el teatro? ¿qué es el arte? y también da por el piso con los estereotipos de Arte y Teatro y Artista con los que estábamos tan cómodos.

La contradicción no es cómoda. Interroga, si es que hay ganas de saber. A mí, particularmente, me dan ganas de saber qué tiene para decir la latita azucarera de Pedro, que fue y vino con él desde la casa al galpón de locomotoras y tenía un zorrito pintado que ya se borró, pero que de todos modos vemos cuando Pedro lo describe. Para eso hay que aprender a escuchar el lenguaje de las cosas.


Y nadie mejor para eso que Ana Alvarado, que vino a Ferrowhite a principios de noviembre y en un par de días revolucionó el mundo de los objetos que alojan los depósitos del museo. Bajo la consigna A mover el patrimonio! (los objetos no entran al museo para quedarse quietos) los telégrafos se transformaron en asientos, los teléfonos en caballos, las pinzas en relojes, lo que estaba en desuso cobró vida, y todo entró en contradicción (pero esto mejor desarrollarlo en otra entrada)

martes, 25 de noviembre de 2008

Importancia del fideo en el Teatro Contemporáneo

A esta altura del año, el año pasado, me enteré que iba a estudiar con Phillipe Genty y Mary Anderwood. Casi un año después siguen decantando cosas.
Recuerdo esta frase, que fuera de contexto suena absurda: "Natalia, si no descubrís la kinestesia del fideo me da la sensación que no entendiste nada...." Eso me dijo Genty.


Durante un mes pasamos por harina, lentejas, palos, biografías, muñecos, planos de arquitectura, etc. Un día todo un salón repleto de materiales fue el lugar de la fiesta para los sentidos. Con ojos cerrados, durante una hora hicimos una recorrida por cada uno de ellos. Yo me dije: otra vez a experimentar y muy relajada tocaba las superficies, las olia, las movía... en un momento elegías lo que más te había gustado, te sacabas el pañuelo y recuperabas en forma de secuencia aquello que experimentaste. Llegó mi turno de mostrar la secuencia y entonces recurrí a mis herramientas de bailarina y actriz: muy segura me lancé al vacío. Minutos después, con infinita paciencia, Genty se bajó los lentes y tras un silencio prolongado me dijo: sólo te vi a vos , y vos no estas sola en el mundo, hay más cosas fuera. Me mandó a intentarlo otra vez, y yo miraba cada fideo preguntándome cómo puede ser,si los puse adelante mío en forma de montaña, los mordí, los tiré para arriba, si bailé con mi mejor release. No alcanzaba. Seguí con espíritu de aprendiz, menos segura, más atenta, y horas después vi cómo en mi mano ese montón de fideos se movía casi por si mismo, cómo se deslizaban y formaban figuras con la gravedad al caer, y yo no tenía más que seguirlos, porque hablaban ellos. Entré en su ritmo, que a su vez era el mío.
Así, durante todo un mes, cada improvisación partía de la propuesta de descubrir quién es uno a través del otro. Hoy creo entender que si no atiendo al afuera no puedo entrar y comprender del todo mi adentro.

Michel Houllebeck dice: si no tenés paciencia y atención con un libro ¿cómo vas a tenerla con un ser humano, que es mucho más complejo? Versiono: si no podés escuchar a un fideo, cómo vas a poder escuchar un semejante...
Aunque parezca insignificante, el ejercicio me prepara para salir de mí, de lo institucional y escuchar al otro.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Punto de referencia



Crear Vale la Pena, ong de arte + organización social, coordinada por Inés Sanguinetti, es un norte para reflexionar acerca de este tipo de experiencias.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Dominó

Me quedo en casa (a veces puedo quedarme en casa). Repaso el trabajo de estos últimos años, en particular el proyect Cuentos que danzan, y veo una suerte de "efecto dominó", veo cómo cada ficha se conecta con otra:

1- Cuentos que Danzan empezó en el 2007, junto al grupo inolvidable de alumnas de 3er año de la Carrera de Expresión Corporal. Queríamos salir de la Institución, generar una actividad que nos ofreciera esa posibilidad. Y entonces hicimos cuentos que danzan: palabra y movimiento en un formato escénico portátil, y recorrimos 25 escuelas. Mirta Collángelo y Marcelo Díaz nos apuntalaron.
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2- Fuimos a las reuniones del colectivo Mil Macetas , formado este año con la intención de generar un espacio abierto de debate e intercambio de las distintas prácticas culturales bahienses. Toda la fauna registrándose, haciendo balances e historias. Intercambiamos fichas. Ahí aparece el Periférico Cultural de Villa Nocito. Hacemos contacto.

3- El Periférico Cultural de Villa Nocito nos invita a su inaguración, a compartir la tarde en la "futura plaza", junto a otros grupos. Fuimos y mostramos un cuento. Encontramos una gran distancia entre lo que sucedía en los ensayos y lo que sucedió en la plaza. Seguimos probando y probándonos en otras escuelas.

4- Organizamos, en noviembre, La Primer Jornada de Arte y Transformación Social en la Escuela de Danza: Silvia Gattari y representantes de Villa Miramar, Mirta Collángelo y Guillermo Tellarini (murgas) contaron sus extensas, intensas y contagiosas experiencias.

5- Nos vamos, en breve, a Villa Miramar, en principio a tomar mate, compartir una mañana y encontrarnos con Silvia Gattari a ver qué pasa.

6- Para el 2009 pensamos y proyectamos una nueva versión de Cuentos que Danzan, buscamos un lugar para trabajar en forma continua, territorializar el proyecto y llevarlo adelante junto a esa comunidad.

7- Vamos por el tercer año: Avanti!!!

viernes, 21 de noviembre de 2008

Hoy no tengo que ir a Bosnia

A veces de todo un libro queda resonando un fragmento, un capítulo o una frase. A mí me quedó del libro Ante el dolor de los demás, de Susan Sontag, esta frase que titula el blog.
Después de la funciones de fin año de la Escuela de Danza siempre me queda la duda si la obra que presentamos es el producto más honesto. Otra vez recurro a Sontag :

La alternativa es inexorable: o soy viajero de las antiguas épocas, y me enfrento con un espectáculo prodigioso que me resultaría casi ininteligible o soy viajero de mi época, precipitándome en la búsqueda de una realidad desvanecida.