lunes, 2 de febrero de 2009

La cosa verde aprende a hablar


Dibujo "El Pasto verde "de Malena.
2007

Fuí a una nueva verdulería, pedí un melón. Me dieron un melón. Yo apoyo mi nariz para saber si estaba maduro y la verdulera me dice: "mejor palpalo, si no se desliza está listo". El melón se deslizó como un jabón en mis manos. Estaba verde.
A la tarde ordené mi biblioteca y me reencontré con unos de mis libros "Tentativa oral" de Francis Ponge. Está cada vez más presente en mí.
Ahí va un fragmento del poema "El Jabón":

Observémosle en el medio acuático. Muestra enseguida una especie de agitación púdica. Circula, huye, hace mil payasadas, se cubre de velos y finalmente prefiere disolverse, entregar alma y cuerpo antes que dejarse sobar, rodar unilateralmente por las aguas. ¿Diremos que allí lleva una existencia disoluta? Sin duda… Pero también puede comprenderse como una especie de dignidad particular. Por otra parte, las aguas quedan muy impresionadas, turbadas y seriamente castigadas. No se desembarazarán tan fácilmente de las huellas de su crimen. Y sólo lo conseguirán gracias a un considerable aflujo de refuerzos, apelando a la cantidad. Él, muy disminuido y adelgazado, pero sin haber perdido nada de su calidad. Ella, un enorme volumen turbado, desfigurada. ¿Quién es el vencedor?

Silvio Mattoni dice en la intro del libro:"Las descripciones de Ponge comienzan en ese supuesto momento en que, estando el mundo cumplido, concluida la historia, vuelta casi humana la naturaleza, la palabra viene al encuentro de la cosa y la cosa aprende a hablar".
Los textos que siguen son fragmentos de conferencias de Ponge: “Los reyes no tocan las puertas. Ellos no conocen esta dicha: empujar ante sí con suavidad o rudeza, uno de esos grandes paneles familiares, volverse hacia él para colocarlo de nuevo en su lugar –tener entre sus brazos una puerta–”.
Es justamente en el universo de las cosas donde el hombre encuentra
su equilibrio y su explicación. El sujeto se construye y se define en su
relación de alteridad con el mundo exterior e interior y no como una identidad
en sí mismo.

2 comentarios:

Betty Carol dijo...

Muy lindo! Hoy fui a una verduleria y me acordé mucho de tu otro post.

Trate de estar atenta, para ver si en alguno de los movimientos que me salían al elegir la fruta había algun gesto, un modismo, una fomra de poner las manos, una impronta de la danza, pero nada me llamó la atención.

Ahora tengo la duda de si la falta de percepción se dio porque esas cosas son demasiado intrínsecas a una o si lo perdí para siempre.

Natalia Martirena dijo...

dale tiempo , tiempo, agarra un melon y dale tiempo,de ahi sale la danza, dale tiempo