
"Todo hombre tiene un olor, al margen del modo en que se lave o se perfume, un olor único que desprende la piel y que sin duda incide en las relaciones que mantiene con los demás. El olor de cada hombre es una firma en el espacio. N. Kazantzaki cree recordar en el pasado, "cuando yo tenía tres años, cada ser humano tenía su olor propio y , antes de alzar la vista podía verlo, lo reconocía por el olor que exalaba. A la larga esa facultad se me fue embotando, los olores se fueron confundiendo, todos los hombres quedaron sumergidos en el mismo hedor del sudor, del tabaco, de los desodorantes, de la gasolina".
Fragmento D Le Breton.
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