domingo, 13 de mayo de 2012

Derecho a la pereza





¿Y SI PENSAMOS EN LA JORNADA DE TRES HORAS DE TRABAJO…?
No está de más recordar que hoy 1º de mayo se conmemora el Día del Trabajador y no el Día del Trabajo. Que se recuerda a los Mártires de Chicago, obreros anarquistas ejecutados por defender el derecho a la jornada de trabajo de 8 horas en el marco de una ley horrorosa que simplemente prohibía trabajar más de 16hs. diarias “salvo caso de necesidad”
Y que en Estados Unidos, lugar de aquella matanza, no se festeja, naturalmente, se hacen los giles (allí sí se celebra el Labor Day el primer lunes de septiembre).
Y no está de más recordar también que al fin y al cabo esas ocho horas no dejan de ser sino una cifra caprichosa, el resultado resignado de esa lucha, una convención arbitraria en la que aun hoy sale ganando por lejos la empresa.
Y ya que estamos recordando me da gusto hacerle los créditos a aquellos que tuvieron la lucidez de impugnar justamente a ese paradigma choto.
Y entre ellos especialmente a Paul Lafargue, el yerno –nada menos- de Carlos Marx, autor de ese libelo delicioso que es “El derecho a la pereza”. Lafargue: cubano y mestizo (Marx lo llamaba cariñosamente “nuestro negrito”) mezclo su formación anarquista con las ideas de su suegro y produjo un pensamiento de notable lucidez y profundo inconformismo.
Festejo entonces el 1º de mayo comiendo el locro consabido, durmiendo una siestita antes de irme a dar clases como un día cualquiera, citando al “negrito” y soñando un mundo que labure tres horas al día.

“Para que llegue a la conciencia de su fuerza es necesario que el que trabaja pisotee los prejuicios de la moral «cristiana», económica y librepensadora; es necesario que vuelva a sus instintos naturales, que proclame los Derechos a la pereza, mil y mil veces más nobles y más sagrados que los tísicos Derechos del hombre, concebidos por los abogados metafísicos de la revolución burguesa; que se obligue a no trabajar más de tres horas diarias, holgazaneando y gozando el resto del día y de la noche” (..) “Si los trabajadores se alzaran en su fuerza terrible para reclamar, no ya los Derechos del hombre, que son simplemente los derechos de la explotación capitalista, ni para reclamar el Derecho al trabajo, que no es más que el derecho a la miseria; sino para forjar una ley de hierro que prohibiera a todo hombre trabajar más de tres horas diarias, la Tierra, la vieja Tierra, estremeciéndose de alegría, sentiría agitarse en su seno un nuevo mundo...” (…) “¡Oh Pereza, apiádate de nuestra larga miseria! ¡Oh Pereza, madre de las artes y de las nobles virtudes, sé el bálsamo de las angustias humanas!”
EL DERECHO A LA PEREZA - Paul Lafargue - 1883

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dónde hay qué firmar?

Un abrazo desde Bs. As. y como siempre, un placer encontrarse con estas sorpresas.

Néstor Pérez Vidal